La detección de personas bipolares aumentó el 55% el año pasado

Los nuevos casos de personas bipolares aumentaron un 55% el año pasado. Según datos facilitados desde el Institut Pere Mata, en 2010 se detectó por primera vez este trastorno psiquiátrico a 172 personas, un 50 por ciento más que en 2009, cuando se detectaron 111 casos. Ahora bien, desde el propio centro de salud mental advierten de la dificultad de cuantificar su incidencia, por su amplio espectro en cuanto a intensidad y periodicidad en que se manifiestan los períodos de excitabilidad con los depresivos. Tampoco se pueden obviar factores como el incremento de la atención o de campañas de sensibilización.

Sin el valor y la objetividad que aportan los números, el presidente de la Associació de Bipolars de les comarques de Tarragona, Jaume Queralt, también tiene claro este aumento. Como mínimo el interés que despierta esta enfermedad psiquiátrica, que les ha llevado a tener presencia en Cambrils y Tarragona. «Uno de los principales problemas de la persona bipolar es que no la acepta su condición. Por esto realizamos charlas, conferencias, salidas y terapias de grupo», explica el propio Queralt, que cifra la incidencia de la enfermedad en la sociedad de entre un 2 y un 3%.

La entidad de bipolares de la demarcación, con sede en Reus,  tiene 12 años de historia y una de sus principales luchas es contra la erradicación del estigma que conllevan las enfermedades mentales. «Ir al psiquiatra no tiene que ser visto de forma negativa, es un médico más», añade el presidente de la entidad. Precisamente, en ella colabora de forma desinteresada la psicóloga experta en el trastorno bipolar, Teresa Cort, que suscribe las palabras de Queralt.

Sin una causa de peso

Cort considera comprensible el incremento de casos, ya que «desde hace años el paciente empieza a pedir ayuda». A la hora de explicar las causas que provocan una dualidad tan grande en el estado de ánimo matiza que pueden ser a consecuencia de varios factores. «No existen causas determinantes en el desencadenante de la enfermedad. El estrés, la presión en el trabajo, el consumo de tóxicos o dormir pocas horas pueden afectar a las personas predispuestas genéticamente», expone Cort, quien quiere dejar bien claro que un cuadro depresivo no puede derivar en un trastorno bipolar.

Por todo esto, ella misma señala que la única forma de luchar contra la enfermedad es la prevención y llevando una vida saludable. Aún así quiere dejar bien claro que si la enfermedad se trata debidamente el paciente puede llevar una vida de los más normal con un empleo y una familia. Pero la realidad no esconde que detrás de las cifras y los consejos se esconden historias de todo tipo.

La cara de la enfermedad

Al propio Jaume Queralt le diagnosticaron que padecía trastorno bipolar cuando ya era mayor. Fue en 1987, una época en la que cuenta que todavía existía un gran desconocimiento sobre esta enfermedad psiquiátrica que desregulariza el estado de ánimo –antiguamente conocida como psicosis maníaco-depresiva–. A pesar de esto, explica que cuando era joven ya notaba que en su interior algo no iba bien. «Con 15 o 16 años empecé a sentirme extraño. En ocasiones actuaba como cohibido mientras que había días que me sentía repleto de energía y actuaba guiado por los instintos», relata Queralt.

De esa etapa de su vida recuerda que llegó a escaparse de casa o comprar compulsivamente o adquirir cosas que después no podía pagar como una moto. Fue entonces cuando pidió ayuda psiquiátrica para que le terminaran diagnosticando que padecía un trastorno bipolar. Desde entonces toma una medicación que no le impide hacer lo que quiere como estar al frente de una entidad para ayudar a los demás.

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